¡Ya está todo listo!

Ya no hay vuelta atrás. Menos de doce horas para que empiece la marcha. Todo preparado. Lo imprescindible: la bici, un par de piernas y una cabeza entrenada para soportar el sufrimiento En cuanto a las demás cosas, es difícil marcar la línea que separa la precaución del peso inútil. Ahora mismo, antes de empezar, hay tres potenciales problemas que marcan lo que se mete en las alforjas: el frío, las averías y el dolor (por orden de peso). Según AEMET va a hacer sol prácticamente hasta que lleguemos a Santiago, aunque las temperaturas mínimas son excesivamente bajas para mi gusto. Nos tocará arrancar casi todos los días con menos de 10ºC y luego ir quitándonos capas (manguitos y chubasquero) para soportar los más de 25ºC a media tarde. A ver si no se equivocan, porque que nos haga este tiempo incluso en Galicia es tener mucha suerte. Para minimizar averías no se puede hacer otra cosa más que llevar aceite, una cadena extra, herramientas y tres cámaras de repuesto. Y el dolor... Bueno, confiemos que baste con descansar lo suficiente y tomar un ibuprofeno de vez en cuando.
Lo de colocar las alforjas es todo un arte. Después de hacer el número de la cabra para que no rocen en la rueda, bridas y pulpos mediante, he descubierto que las rozaba con el pie al pedalear. No pasa nada. Se empieza de nuevo y aquí paz y después gloria. Será por bridas.

La verdad es que hay muchisimas ganas de empezar, pero mentiría si no dijera que me ronda la cabeza una pregunta: ¿Por qué coño elijo sufrir en la semana que me queda de vacaciones en vez de irme a la playa,a la costa brava, punta cana o algo así? Aún así confío en que la recompensa sea mayor que el sufrimiento.
Mañana Madrid-Cercedilla. Toda subiendo. Veremos qué tal empezamos.
Esta noche a dormir bien, que es clave comenzar descansado.