Por la mañana hemos completado los 53 km que nos faltaban para entrar a las 12.00 en la plaza del Obradoiro. Pero vamos a contarlo bien, para que no os quejéis...
Amanecemos antes de lo normal, a eso de las 8, en la pensión Berenguela de Melide (barata, nueva, muy limpia, un acierto). Parece que hemos digerido bien las tres raciones de pulpo que cenamos. Lo de amanecer antes ha sido para poder llegar a Santiago con tiempo suficiente para hacer todo lo que tenemos que hacer. Último día en en que tendremos que hacer el ritual de recoger y montar las alforjas sobre la bici. Después de unos churros y un café, empezamos a rodar a eso de las 8.50.
El terreno por el que pasamos es cómo el de ayer. Subibaja continuo. La diferencia es que solo son 50km y
tenemos la motivación extra de terminar hoy. Hacemos mayor ritmo que en cualquier otra etapa. Vamos por el arcén de la N-547 y atravesamos pueblos como Burres, Ferreiros, Salceda, Pedrouzos y Arzúa.
Justo antes del aeropuerto de Lavacolla nos metemos por el Camino propiamente dicho. Hacemos eso para poder entrar a Santiago por donde se debe. Además las rampas con las que nos encontramos nos añaden un punto extra de sufrimiento que siempre viene bien para valorar aún más los objetivos conseguidos.
A las 11.30 llegamos al monte do gozo. Faltan 8 km:
Y finalmente, a las 12.00, con la campanas de la catedral dándonos la bienvenida, entramos en la plaza del Obradoiro. Fin del camino. Emoción. Abrazos. Fotos. Satisfacción. Sensación de éxito a todos los niveles. Nada ha salido mal. Mucha alegría pero también un poco de pena por lo que se acaba. Definitivamente las recompensas han sido mucho mayores que los sufrimientos. De todas formas ya habrá tiempo de reflexionar, ahora vamos a soltar las bicis.
Nos acercamos a la oficina del peregrino para dejarlas en el puesto de seur. Mención especial el comportamiento de las bicis. Ni un sólo problema, ni un pinchazo. Otra cosa de las que han salido perfectas. El martes estarán en Madrid.
Nos quedamos con el equipaje imprescindible y nos acercamos al hotel (cortesía de hyundai). Duchita y a por otra recompensa.
Antes de buscar dónde comer, nos compramos algo de ropa para parecer menos peregrinos.
Encontramos un sitio que nos convence a los dos cerca de la catedral. Pulpo (cómo no), mariscada, Albariño, tarta de santiago y licor café. No se puede pedir más.
Nos volvemos a acercar a la oficina del peregrino para que nos den la compostela y luego otra sesión de licor café mientras vemos el final de etapa.
Después de esto, Radulfum y Michaelem se van a echar una siesta.
Mañana vuelta al mundo real.
No me cansaré de daros las gracias a todos los que habéis comentado y nos habéis apoyado. Gracias también de corazón por todas las felicitaciones.
A ver si mañana saco un rato para escribir una despedida como dos manda.